martes, 13 de octubre de 2009

Pedagogos, Didacticos y el peligro que suponen

Navegando por aquí y por allá me encontré con la siguiente noticia (vía meneame)

http://www.elcorreoweb.es/andalucia/069824/alumnos/rebelan/aguantan/contenidos/infumables

Desde aquí animo que se lea el artículo en cuestión. Da pánico, terror, miedo visceral no sólo que alguien pueda opinar semejante jarta de tonterías sino el hecho mismo de que sean todavía tan populares en los foros adecuados, y que la amenaza de su futura aplicación en la docencia española sea posible en el futuro (sin duda, sería el Coup de grâce de nuestro sistema educativo). Nueva educación, la llaman, métodos pedagógicos modernos , lo denominan.... bazofia lo llamaría yo.

Analicemos las conclusiones en cuestión:

a) Memorizar es malo. Hay que entender las cosas, no aprenderlas de memoria porque sí.

b) Las tareas mecánicos son horribles. Lo mejor es comprender y razonar.

Para el punto a) señala algunos ejemplos, de química y de matemáticas. Habla, el hesperto de que memorizar la tabla de multiplicar está mal, porque para eso tenemos una maquinita que lo hace por nosotros. Hay que aprender a razonar cuánto es 8x3, por lo que se ve, o bien pegarte con loctite una calculadora en la mano tan pronto tengas 8 añitos.

La degradación del papel de la memoria y de las tareas mecánicos ha sido el gran pecado de la pedagogía y la didáctica del siglo XX, pecados que estamos pagando en esta generación y seguro en la que viene. Veamos, cuando uno aprende desarrolla una base que está construida a base de comportamientos mecánicos. Se ejecutan sin pensar porque forma parte de un bagaje que permite restringir el razonamiento intelectual activo a las tareas que merecen ese esfuerzo. Uno gana rapidez y soltura y desarrolla, si así se le enseña, de forma pareja una intuición que le ayuda en el desarrollo de su trabajo.

Uno no puede ir razonando cómo se suman dos números, o cómo se calcula una derivada, o cómo se construye una frase en subjuntivo en inglés. Esto se ha aprendido a base de repeticiones constantes, pesadas y reiterativas hasta que uno la ejecuta sin pensar. Es lo mismo que se hace cuando una aprende a jugar al tenis a tirar faltas directas en fútbol o lanzar triples en baloncesto. Se repite una y otra vez hasta que esto forma parte del arsenal propio. Así, uno "no calcula" un tiro en baloncesto. Simplemente tira a canasta. Curiosamente, nadie parece cuestionar esta forma obsoleta de entrenamiento.

A modo de ejemplo, recuerdo bien cómo aprendía a calcular primitivas en primero de carrera. Tomé la lista de problemas, con 53 integrales distintas e intenté hacerlas todas. Me salieron 52, una se resistió (años después quise recuperar esta lista para tratar de hacer pleno... no la encontré). En este proceso dediqué horas y horas, pero al finalizar la lista (o cuasifinalizarla), sabía automáticamente identificar integrales, clasificarlas, intuir cambios de variable. Seguía necesitando el razonamiento activo, después de todo cada una era diferente, pero esto actuaba es un estadio mucho más avanzado del problema.

La manía de elevar el razonamiento a la categoría del todo causa tanto mal como la obsesión por enseñar todo de forma repetitiva sin dar en ningún momento vía libre a la comprehensión. En el justo equilibrio está la esencia de una formación intelectual robusta y firme.

Coda 1. Curiosamente, el hesperto no ve ningún problema en memorizar a Lorca, porque, según palabras textuales: "en tu vida te vas a encontrar con Lorca y con la poesía, y es importante que estés estéticamente preparado para entender la poesía y emocionarte leyéndolo". Ya tenemos la típica deposición del personal de letras, si no sabes qué es el CO2, qué es una derivada, qué es aceleración lineal y centrípeta, no sabes distinguir un billón americano de un español o desconoces los planetas del sistema solar, no pasa nada... ahora bien, ¡cómo se puede ir por la vida sin leer a Lorca!. Pues se puede vivir. Yo no estoy orgulloso de esto, pero de Lorca sé el "verde que te quiero verde" y poquito más. La diferencia entre el hesperto y yo mismo, es que no pregono a los cuatro vientos mi ignorancia y mucho menos estoy orgulloso de ella.


Coda 2 Al pensar en el equilibrio entre memoria y entendimiento, tareas mecánicas y razonamiento activo, me viene a la mente esta frase, que leí en un blog de temática completamente distinta, atribuida a Ramón de Irigoyen

Entre Sodoma y Pamplona, hay un justo término medio, que es París